martes, 7 de diciembre de 2010

"¿Quién soy?", le pregunté al espejo...



No es que no sepas quién eres, tan sólo lo ignoras.
Eres quien no quiere darse cuenta su contexto actual, cayendo en una negación fetichista.


No eres yo, de eso estoy seguro.


Creíste en los mitos de ayer, crees en las verdades de hoy, y te tragarás las mentiras de mañana.
Eres quien piensa que el Estado en el que vive se encuentra fallido, y crees que lo único sabio que puede hacer cada ciudadano es sobrevivir su felicidad.
Eres quien sueña, como todas las noches, con la concepción de un mundo feliz.


Eres aquel  hombre de hierro, de corazón oxidado; de pensamiento nublado y sexo castrado.
Eres simpatizante a la idea de que nadie en el mundo muere virgen, pues la vida siempre nos jode.
Eres quien titubea ante el más fuerte; y, a pesar de sus pesares, abusa del más débil para sentirse seguro.


Fuiste el ayer, eres el hoy, y el mañana, quién sabe.
Eres hombre de olvido, y olvidado por muchos también.
Eres quien vale mucho para pocos, pero poco para mí.
Eres de las personas que sabe perdonar al prójimo, pero nunca a uno mismo.
Eres quien vive pensando en el "hubiera", pasivo y con intriga, ante formuladas hipótesis propiamente subjetivas, sobre posibles futuros alternos en dimensiones paralelas.


Eres quien postra su mirada hacía una imagen, semejante a la suya, detrás del espejo.
Fuiste quien habló conmigo la otra noche.
¿Acaso eres quien encontró a su alma gemela? ¿O tan sólo quien manifiesta su paranoia en relación a su reflejo?
Eres víctima de tu introspección, y cautivo de tu propio espejo.
Eres el reflejo de tu realidad.


Eres minoría absoluta.
Eres patria sin bandera.
Eres una alimaña de la inconformidad política y social, con hambre de una libertad inalcanzable.
Eres el animal de tus caprichos.
Eres dueño de tu propia lengua, incomprensible para los demás.
Eres, y seguirás siendo, un ser insaciable de ideales y necesidades, así como de pasiones y banalidades.


No sé si seas feliz mañana.
No sé si corromperás el amor que te queda.
No sé si tu bondad crezca y madure. 
Eres el autor de tu propia novela.


Serás un futuro invitado de la muerte.
Y yo, póstume a tu existencia, tristemente extrañaré reflejar tu imagen.


En otras palabras, eres quien desees ser.